Comentario
Se trata de un núcleo denso de hábitats: Jericó, Netiv Hagdud, Gilgal y Salabiya IX, situados en la zona aluvial del valle, que no excede los 15 kilómetros de diámetro, cuyos asentamientos muestran indicios de transición arquitectónica. Así, los hábitats domésticos de planta circular combinan aspectos arcaizantes como la construcción semi excavada con otros novedosos como la utilización del adobe plano-convexo (Netiv Hagdud o en Jericó). Las estructuras de almacenamiento y los hogares se ubican tanto en el interior como en el exterior de los mismos.
Uno de los aspectos más novedosos es la existencia de una arquitectura comunal caracterizada en el yacimiento de Jericó por la torre y la pared-muralla construidas en piedra seca. Se trata, en efecto, de una construcción circular de un diámetro de 10 metros y de 9 metros de altura conservada con una escalera interior y de una muralla de 3 metros de ancho. Las hipótesis funcionales han sido variadas desde la inicial de defensa, propuesta por M. K. Kenyon, hasta la interpretación más reciente y más probable de elemento de aterrazamiento.
La economía de estos asentamientos muestra, asimismo, una cierta continuidad de las prácticas recolectaras anteriores, pues se siguen cazando aves acuáticas, erizos..., se recolectan sistemáticamente frutas, higos, pistachos, almendras, y el aporte cárnico principal es suministrado por la caza de gacelas, ciervo y jabalí. Las nuevas prácticas de producción se hallan en el cultivo de cereales de variedades domésticas (Triticum dicoccum) en Jericó o de morfología silvestre como la cebada (Hordeum spontaneum) o el trigo (Triticum diccoides) en Netiv Hagdud.
La información disponible indica, pues, unos poblados sedentarios con gran adaptación al medio ambiente en que se encuentran emplazadas, con una explotación activa de los principales recursos naturales y la introducción de nuevas formas económicas gracias al cultivo de los cereales.